LAS ATADURAS MATAN

06/16/2011 08:33

 

 
 LA ESCLAVITUD DE LAS ADICCIONES
Aquella que concurre cuatro veces en la semana al instituto de belleza para mantener una apariencia exterior impecable; la que es adicta a las telenovelas; la que vive en el gimnasio modelando su figura por encima de la media habitual; la que se mata por mantener su casa impecable con prioridad sobre la atención de su esposo o sus hijos. Otra es alcohólica y otra adicta a las drogas recetadas. Todas tienen comportamientos dependientes.
El diccionario define la adicción como Rendir la voluntad a algo, de manera obsesiva. El gran peligro en la adicción es el hecho de rendirse, de entregarse a otro poder permitiendo que la voluntad se torne pasiva. Muchos adictos niegan que hayan entregado su voluntad e insisten en repetir: Puedo abandonar eso en cualquier momento. Pero las cadenas no se rompen hasta que no deciden entregarse al poder del Espíritu Santo para ser liberados.
La Escritura nos advierte en 1 Pedro 2:11: Os ruego que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma.
Ejemplo: una mujer y su marido mostraban ser un ejemplo como familia. Incluso iban, con sus dos hijos, todos los domingos a las reuniones de una congregación cristiana. Ella aparentaba ser un modelo de esposa y madre, pero lo que nadie sabía era que hacía diez años que venía consumiendo drogas recetadas y profusas bebidas alcohólicas. Trabajaba como enfermera y no tenía dificultades para conseguir las necesarias recetas de los médicos; especialmente, para bajar de peso.
Ella declaró que sabía que no tenía que hacerlo, y que cada vez que tomaba una píldora, clamaba a Dios que la ayudara, pero no se podía controlar. Sabía que como madre dejaba mucho que desear, pero no podía dejar de tomar esas píldoras. Después tomaba vino para tranquilizarse. Pero la realidad era que lo hacía para escapar.
Un día la vino a visitar su cuñada y le contó cómo hablaba con Dios. Ella pensó que también le gustaría enormemente hablar con Dios de esa manera. Después conoció a un misionero que la desafió a que invitara a Jesús a ser Señor de su vida. Recibió a Cristo en su corazón, pero siguió con sus viejos hábitos. Otro día se sorprendió al leer en su Biblia que su cuerpo es templo del Espíritu Santo. Entonces oró: Señor; si tu Espíritu habita en mí, yo no quiero abusar de algo tan sagrado. Por favor, ayúdame a terminar con esto.
Estaba determinada a liberarse de la atadura de las drogas, así que fue a su cartera y sacó de ella todas sus píldoras. Esa noche las arrojó por el inodoro de su baño y nunca jamás volvió a tomarlas. Tampoco tuvo reacciones en su cuerpo por la falta, es decir; no padeció ninguna clase de síndrome de abstinencia. Tres semanas después, mientras tomaba vino como de costumbre, escuchó una voz demasiado clara que le decía: Este será el último trago. Miró alrededor pero no vio a nadie. Pero ella sabía que era el Señor quien le hablaba y que debía dejar también inmediatamente la bebida. Arrojó al lavabo el resto de lo que quedaba en su copa y nunca más volvió a beber. El poder de Dios rompió la atadura.
6 - LAS RAÍCES ESPIRITUALES DE LA ADICCIÓN
Las adicciones, ya sean drogas, alcohol, música rock, gratificaciones personales, pornografía, perfeccionismo o negativismo, generalmente se manifiestan como el deseo de escapar a diversas circunstancias.
El doctor Archibald Hart, profesional cristiano, escribe: Todas las adicciones tienen una raíz espiritual. El ser humano es rebelde y egoísta por naturaleza: desea reconocimiento y satisfacción. La adicción es un reflejo directo de nuestra atadura interna a este pecado de rebelión. La sanidad no es completa hasta que no se haya cortado con esta atadura.
Las adicciones no solamente tienen causas espirituales, sino consecuencias espirituales. Hay muchas maneras en que las adicciones pueden ser destructivas espiritualmente. Hay formas, por ejemplo, de idolatría espiritual que crean adicción. Consumen energía y llaman la atención. Crean una barrera entre el adicto y Dios, impiden la obediencia a Dios y, finalmente, perpetúan el pecado.
Muchas veces la persona es llevada a la adicción debido al abuso del que fue víctima en la niñez. Por ejemplo: violación, rechazo, una mala imagen de sí mismo, falta de perdón, culpa o aflicción. Si en la herencia familiar existen comportamientos de este tipo, hay que tomarlo en cuenta y lidiar con él. Pídale al Espíritu Santo que le muestre la raíz que causa la adicción, ya sea suya o de la persona por quien usted está orando, y busque la sanidad y la liberación en esa área.
Este puede ser un camino largo y difícil. Las adicciones no siempre se rompen instantáneamente, como en aquel caso de la mujer drogodependiente y alcohólica que mencionáramos. Los adictos, a veces, pueden luchar bastante tiempo antes de sobreponerse a sus compulsiones. El consejo y la ayuda de grupos cristianos colaboran en parte. La victoria se logra en oración, en disposición para aceptar la ayuda de otros y, esencialmente, en experimentar la confianza precisa en la misericordia de Dios. Si deseamos ser libres, podremos romper las ataduras de la adicción por el poder de la sangre de Jesús y andando en su Espíritu.
7 - RECHAZO Y UNA AUTOIMAGEN NEGATIVA
Las palabras, ya sean nuestras o de otros, tienen el poder de sanar o de lastimar el espíritu. Una encuesta indica que se necesitan, por lo menos, cinco afirmaciones positivas para contrarrestar los efectos de un solo comentario negativo. Por eso es que Proverbios 15:4 y 18:21, expresa: La lengua apacible es árbol de vida, más la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
Un pastor oró en una ocasión con una atractiva mujer de alrededor de cuarenta años de edad que se creía gorda y fea. Ella, había crecido en el campo y, cada vez que la familia pasaba por otros campos donde se veían cerdos comiendo, solían hacerle bromas señalando que los que estaban comiendo eran juanitas, en relación con su nombre.
Atada a las palabras de su madre, Juana luchó con una imagen "gorda" de sí misma por toda su vida. Rechazaron y rompieron esa maldición durante una sesión de oración donde hicieron, incluso, guerra espiritual. Luego declararon que ella era creación divina, hecha para su gloria y le dieron gracias a Dios por haber hecho a Juana a su imagen. Ella fue liberada de la atadura y se comenzó a ver a sí misma desde una nueva óptica.
Otro caso notable es el de una mujer que llamaremos Rosa. Su hijo, que llamaremos Roberto, y que había sido normalmente buen alumno, cuando cursaba quinto grado, empezó a tener malas calificaciones. La opinión de la maestra, era que él podía hacer las cosas mucho mejor. Orando, Rosa recordó el día en que su suegra se enojó con su marido, porque él le reprochó que fuera tan exigente en la escuela con su hermana menor. Ella, entonces, le contestó textualmente: Espera que Roberto crezca y vas a ver lo que se siente cuando no puedes controlar a tu hijo en la escuela.Roberto, entonces, sólo tenía seis meses.
(Isaías 54: 17)= Ninguna arma forjada contra ti prosperará y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová.
Rosa usó este versículo para, en oración, romper esas palabras pronunciadas hacía tanto tiempo. Naturalmente, el muchacho mejoró y llegó a ser el mejor promedio en su colegio.
8 - RELACIONES SEXUALES ILÍCITAS
(1 Corintios 6: 16-18)= ¿O no sabéis que el que se une con una ramera es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica contra su propio cuerpo peca. Esto significa que cualquier relación sexual fuera del matrimonio, ya sea heterosexual, homosexual o cualquier otra, es pecado y el pueblo de Dios está continuamente siendo alertado contra ese pecado. Las enfermedades que se transmiten por contacto sexual, son lo que Pablo advierte en Romanos 6:23 cuando dice: Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Las consecuencias del pecado sexual pueden ser la muerte física, emocional o espiritual. Este tipo de pecado abre la puerta para la influencia demoníaca.
Una víctima de incesto o violación puede creer que no tendrá relaciones sexuales normales, creyéndose atada de alguna manera a su agresor. Puede afectar su relación con Dios y con otras personas, sus emociones y su autoimagen. El perdón al agresor es lo único que puede liberarla, aunque un intenso tratamiento de consejería, aquí, podría ser necesario y positivo. La consecuencia frecuente del pecado sexual es el aborto. Los defensores de la vida insisten en que esto trae serios conflictos espirituales, tanto a las mujeres que deciden abortar como a la nación que lo autoriza.
9 - ESPÍRITU DE MUERTE
Satanás oprime a estas mujeres, inyectándoles pensamientos en la mente. Las bombardea con sentimientos de culpabilidad, condenación, remordimiento, auto-justificación, hastío, odio a sí mismas e ideas de suicidio. Los demonios vienen por la puerta abierta que el aborto ha dejado al enemigo. La mujer debe ser liberada de estos espíritus.